Hace más de veinte años, mientras estaba en la universidad terminando un técnico en Administración de Empresas, tomé una clase de español exclusivamente por los créditos, o por lo menos eso pensaba. Por cursi que suene, me cambió la vida, y empecé a escribir.
Desarraigada y pasional, me sumergí en el mundo del cuento corto para adultos y a compartir mis textos con amigos y profesores cercanos. Uno de ellos, ¡mi profesor de Contabilidad!, me preguntó que por qué no escribía literatura infantil. Me le reí en la cara, con una carcajada de esas burlonas y llenas de prepotencia. ¿Pero no has leído lo que escribo, los temas de los que hablo?, recuerdo que repliqué, incrédula.
Una madrugada, no muy lejana a ese día, con las luces apagadas, escribí mi primer texto infantil, mientras visitaba a mi prima y dormía en la habitación con sus dos hijas. En ese momento mi pasión por la escritura se desdobló, se multiplicó, le nacieron tentáculos y alas a la misma vez.
Sin embargo, no fue hasta que tuve a mi hija, hace ya diez años, que empecé a escribir literatura infantil con garras. La maternidad me abrió las puertas ante un mundo en constante alerta, asombro y evolución; un mundo de signos, de gestos, de palabras chicas y compuestas, de neologismos, de complejidades humanas, que de otro modo no hubiera podido experimentar, ni siquiera en el aula como maestra.
Escribo literatura infantil por el reto que representa. Las niñas y los niños no son tontos y, a diferencia de lo que muchas personas piensan —e incluso yo misma llegué a pensar—, la literatura infantil es un arte superior, y un texto infantil debe contar con los mismos recursos que uno para adultos y algo más, pues a los chiquitines no los vas a engañar.
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Kianny N. Antigua (República Dominicana). Narradora, poeta y traductora. Trabaja como profesora titular de Español en Dartmouth College y como traductora y adaptadora independiente para Pepsqually VO & Sound Design, Inc. Ha publicado libros de cuentos, literatura infantil, poemarios, una antología, un libro de microficción, una novela y una revista. Ha ganado dieciséis premios literarios y sus textos aparecen en diversas antologías, libros de texto, revistas y otros medios. Algunos de sus relatos, además, han sido traducidos al inglés, francés e italiano. Es la traductora de la novela Dominicana (Seven Stories Press, 2021), de Angie Cruz.